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Si entendemos que los estudios superiores son un puente a la profesión, entenderemos fácilmente que el objetivo de los estudiantes no es hacer un grado o un ciclo formativo para conseguir un título, sino conseguir los conocimientos para convertirse en un profesional.
Si analizamos las profesiones veremos que no es el mismo perfil profesional el que tiene un médico que el que tiene un abogado, ni el que tiene un vendedor al que tiene un informático. Un vendedor tiene la habilidad de hablar, conectar con clientes, mientras que un informático tiene la capacidad de trabajar solo y estar horas programando en una pantalla negra.
Si alguien sabe de perfiles profesionales, esa es Gallup, empresa internacional líder en los RRHH. Gallup realizó un estudio en 147 países a millones de profesionales en el que determinó que, uno de los principales problemas que existen en el campo profesional es que el candidato llega a la empresa con su talento disociado de su conocimiento, o lo que es lo mismo, se formó para una profesión y tiene talento para otras distintas.
Por lo tanto, el reto que tienes como orientador es la de asociar talento y conocimiento en el inicio, o sea, cuando un estudiante decide sus estudios superiores en el tramo final de la ESO o en el bachillerato.
Para poder realizar esa asociación de talento y conocimiento en tus estudiantes deberás hacer 3 trabajos:
Realizar un análisis de todos los job description de todas las profesiones y extraer el ADN profesional para crear patrones.
Que cuantifiques todos los atributos de tus estudiantes, que identifiques sus fortalezas para crear su ADN profesional.
Que compares el ADN profesional de cada estudiante con el ADN de todas las profesiones para que puedas mostrarle en cuáles tendría más encaje.
Proponerle ámbitos y profesiones no debe tener el objetivo de prescribir, como si de la receta de un médico se tratara, al contrario, lo que busca es romper la barrera inicial que a menudo tienen la mayoría de los estudiantes para decidir, y generar opciones de reflexión y debate que le permitan acabar decidiendo.
Para poder cuantificar los atributos de tus estudiantes puedes invertir cientos de horas cada año ayudándote de una hoja de cálculo, o puedes hacer que tus estudiantes utilicen la herramienta de Talento incluida en el programa MeOrienta.
Utilizando Talento, el estudiante realiza un 360º por invitación, donde lo pueden valorar todas las personas que desee de 5 roles distintos. Padres, familiares, profesores, amigos, compañeros y él mismo mediante una autovaloración.
La tecnología de la herramienta recogerá en segundos los datos de las valoraciones de todos los invitados, calculará la ponderación de cada rol y mostrará todas las fortalezas que tiene ese estudiante, según la opinión de las personas que más lo conocen.
La herramienta acabará convirtiendo los atributos del estudiante en su ADN profesional, que es la representación alfanumérica de su talento.
Para realizar este trabajo, la herramienta tratará miles de datos de millones de combinaciones posibles.
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